El tratamiento de la piel con retinoides ha demostrado grandes beneficios en el tratamiento de la piel envejecida y foto-envejecida, así como la mejora del estado cutáneo en pieles grasas y con alteraciones de la pigmentación y la textura, actuando a todos los niveles cutáneos, tanto en epidermis como en dermis.
En epidermis:
En epidermis, los retinoides tienen un efecto muy potente estimulando su renovación, ya que disminuye el estrato córneo y normaliza la queratinización. Es por ello por lo que decimos que son unos “excelentes renovadores de la piel”, aumentando su grosos y mejorando su estructura. Además, su uso continuado disminuye la pérdida de agua transepidérmica manteniendo la hidratación.
En dermis:
En dermis, la aplicación tópica de retinoides provoca un incremento de la síntesis de colágeno dérmico. Y, además, evitan la degradación de este.
Por último, los retinoides tienen una función antioxidante ayudando al sistema de defensa de la piel, lo cual convierte al retinol en uno de los ingredientes más completos para el cuidado de la piel.
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